La literatura del mundo de hoy requiere de propuestas novedosas, pero esto, aclaro de modo puntual, se dice a partir de saber lo que sí es y lo que no es literatura. Claro, hablar de ello podría volverse extenso, por lo que asumiré que usted lector tiene una percepción correcta para identificar entre las lecturas que valen y las que no valen la pena, puesto que la lectura de un libro es inversión de tiempo, y aunque es elección personal realizar lecturas para entretenerse, nutrirse o adquirir conocimientos, sin duda que sería genial encontrar propuestas que tengan múltiples efectos.

Un ejemplo sobre un libro con efectos múltiples en el lector es el del autor Salvador Fernández Cención, titulado "Alas caídas". Alas caídas capta la atención del lector entreteniéndolo con escenarios interesantes, como el de la cotidianidad de un hombre afortunado en aspectos que otros hombres también quisieran serlo (o sea en el dinero y en las mujeres). Este hombre empresario, coqueto y muy seguro de sí mismo gracias al poder que le otorga su realidad, vive de manera egoísta como es de esperarse ante un personaje con tantas facilidades; tal egoísmo lo predispone a un destino decadente, el cual en vez de hacer reflexionar al protagonista como si se tratara de llegar a una "moraleja", lo hace más bien optar por lo más práctico; elección que toma a partir de descubrir canas incluso en su zona genital y al tener problemas con la dentadura. Los detalles de esto, claro, se pueden encontrar y disfrutar en el libro. 

Otro efecto que causa el libro Alas caídas, además de entretener con lo interesante de la historia y del lenguaje de los personajes, es, para quienes amamos analizar el comportamiento de las redacciones literarias, nutrir. Nutrir en el sentido de poder re-valorar el carácter que puede tener a una escritura que varía de intensidad y propone implícitamente reflexión constante; todo ello teniendo coherencia y una personalidad natural, es decir nada forzada ni mucho menos compleja. El lenguaje utilizado por Salvador es sencillo, accesible, y enfatizo que propone de manera constante la imaginación junto con la reflexión. Reflexionar, entre otras cosas, cuál es el papel de una mujer que se sobrepone, sobre todo en estos tiempos; reflexionar también qué le queda a un viejo que hizo de las suyas tiempo atrás pero que precisamente llega a las resignaciones de la vejez, y entre tales resignaciones algunas humillaciones propias de esta sociedad que desprecia la "experiencia" e infantiliza. 

Un tercer efecto que produce Alas caídas es como una mezcla entre entretener y nutrir (como propuesta literaria). Esta mezcla de dos efectos resulta en la adquisición de un conocimiento nuevo. O sea, aunque ya lo sabemos, la manera tan sutil de recordarlo vuelve única a la propuesta. Explico, vemos una lectura fácil que primero nos entretiene, luego vemos una historia sobre un individuo que no precisamente reflexiona al final sino que se ve sometido a sus nuevas limitaciones y esa conducta nos lleva a la reflexión, dependiendo de la profundidad del lector, pudiese ser hasta de la hipocresía humana en sus años de vejez; así como también se puede reflexionar sobre el poder que puede tener una mujer no sumisa sobre un hombre, y algo muy interesante que descubrí también, se puede jugar con las sensaciones de los tiempos, pues pareciera que nos remonta a una historia antigua y luego nos habla (casi de modo anacrónico) de detalles que nos sitúan en la actualidad, hablando por ejemplo del vestuario de un cantante de reguetón, y de esta manera Salvador con su historia también logra "sacarte de onda". Entonces este tercer efecto es replantear la capacidad de poder viajar en la escritura y en la lectura, de poder ser sencillos y no por ello no-profundos, sino por el contrario inducir a diversas reflexiones sobre la condición humana, incluyendo particularmente la del propio lector.