He de confesar que antes de escribir sobre este buen loco me dediqué a stalkearlo en facebook un buen rato hasta que me aburrí de ver tanta insistencia por la justicia en su muro y por un mundo mejor. Yo solo quería encontrar un vídeo que alguien subió y prácticamente doy por perdido, en el que salgo yo (mi ego maldito, ocasional, y en justificación de mi propia salvación de las garras de la absurda depresión) diciendo, gritando, ante una fenomenal música, un poema suyo, en una inusual y extraordinaria presentación de un libro suyo, Necrologio, en un lugar aclamado en ese entonces por alternetivo-underground. Debo confesar también que me siento un poco frustrado de no haber encontrado ese vídeo pues capturó un momento irrepetible, ya que, les cuento, la música era algo así como hard core o metal (honestamente no ubico bien el género), pero es, dígamoslo de este modo, de la familia del heavy metal: batería agresiva, guitarra eléctrica, bajo y voces que algunos describen como endemoniadas. Era el inicio también de nuestra amistad, nuestras rarezas se magnetizaron. 

Y bien, hablo de este tipo extraño, complejo, tierno, transparente, y con un alto grado de consciencia social, porque su libro (o plaquette como le denomina) causó en mí una reflexión constante sobre esta necrópolis mundial, que a su vez se origina de necrosis individuales, tiene que ver con la degradación de la condición humana, y para denunciar y entender esas alarmantes tendencias de autodestrucción se requiere de poetas de la realidad que logran transmitir la repulsión urgente hacia ciertas conductas en vez de transformar la realidad en un poema arrogante con estética pueril. Dice lo que debe decir con la agresividad bienintencionada que debe tener. Requiero transcribir uno de sus poemas, criticado por ahí por algún obsesionado con la superficialidad textual como atonal, pero que encontró su radical melodía en la manera de tocar casi desquiciada de sus amigos y en la manera loca de sentir de este ente amorfo que soy. Cabe mencionar que bebí sorbos grandes de tequila antes de pasar al micrófono a leerlo con el odio que de por si me habita, y sentí una electricidad y un engarrotamiento en el cuerpo, especialmente en las manos, una especie de adrenalina poética de gritarle al mundo la porquería en la que se ha convertido : 

VÍCTIMA 

Un marrano gruñe en el chiquero
se cubre con sabanas de mierda y lodo 
contemplando paciente el alba.

Come y bebe

bebe y come

come y caga

caga y coge

coge y duerme

gruñe y gruñe

todo y nada

Llega el carnicero con cuchillo en mano,
mira al animal,
el animal lo mira sin dejar de ver el revoltijo.
Ambos se descubren
en el festín que hoy tienes en tu mesa.