Sinkuerda, Joyce Wilde

En el divertido club de enemigos Divergentadas la conocemos como Joyce Wilde, y todas sus amigas la conocen como sinkuerda, deliberadamente la s con minúscula. Pero también se llama Verbatim Lutz, nuestra admirada Itzel Tenorio. 

Es una persona extraña y divergente, con muchos nombres y pocas fotos, feminista radical cuya manera de expresarse es tan fundamentada y clara que hasta un coco duro como yo le entiende. Además de su talento nato para explicar los temas que le importan, cuenta con experiencia pedagógica, psicológica, sociológica y literaria. Una persona bien preparada a la que le gusta seguir aumentando y compartiendo su conocimiento con una actitud humilde y dialéctica.  

Aunque aún no nos conocemos en persona, ya hemos platicado de diversos temas, hemos compartido algún proyecto y hasta nos hemos pedido consejos mutuamente. Yo la veo como una persona genial, sin duda; de hecho, me causa un gran placer intelectual leerla, me recuerda, curiosa y extrañamente, porque ni se parece... a mí. Te recomiendo mucho leerla y conocerla. 

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Bueno, pues Verbatim Lutz (Itzel Tenorio), ha redactado una reseña, para mi gusto analítica y profunda, sobre el libro de mi yo Mared Guerra: Defecto. Quizás logró ese alcance, porque ha sido una de las personas que más conocen, en cierto modo, el contexto histórico biográfico detrás de esta obra. 

A continuación, y sin mayor preámbulo, te comparto tremendo texto aquí: 


«Defecto» de Mared Guerra por Itzel Tenorio

Dentro del inconsciente colectivo, la religión, ya sea profesada o solo internalizada, es uno de los modelos de los cuales provienen la mayoría de los simbolismos en los que se forma no solo la cultura, sino también nuestra propia psique. A través de esta selección de poemas escritos por Mared Guerra, apreciamos el camino del autor por la desintoxicación religiosa a través, por y para el existencialismo puro.

La historia de Mared con la religión está estrechamente relacionada gracias a su experiencia de vida y eso es algo que puede constatarse en cada uno de sus versos; sin embargo, queda aclarar que Defecto no se cimenta a través del conocimiento religioso tanto como lo hace con la reflexión del autor en este autodescubrimiento que lo lleva a él a posicionarse en el cúmulo de sus experiencias a través de la más compleja de todas las problemáticas por la que tiene que pasar todo ser humano: la existencia. 

Haciendo una resignificación del simbolismo, Mared Guerra utiliza la poesía para denunciar esta pérdida ante la figura no solo religiosa dentro de una institución, sino a la misma búsqueda humana a través de la soledad que implica matar a Dios, recubriendo así este vacío provocado por estar en una búsqueda implacable para ser.

A través de los poemas de Defecto podemos transitar, junto con Mared, todos los estados anímicos de la misma existencialidad, encontrando en un principio la angustia (algo que está plasmado en cada uno de sus versos) ante la inminente desaparición, no en un sentido mortal, sino a sabiendas que su propia existencia no es nada y de nada viene (De extrema urgencia), algo que sirve como apertura para otros grandes planteamientos a los que nos lleva a través de cada una de sus intervenciones: El cuerpo como una prisión que nos limita a la estancia y no al ser (Resurrección) o la misma vida como una prisión en donde cada uno de nosotros es un mero espectador (Coaching con PNL).

En estos poemas, el autor vive un proceso para deshacerse de la idea religiosa en un sentido nietzscheano menos nihilista, haciendo denuncia a su Fantasma Lacaniano (Ocasionado) y utilizando la Literatura y la Poesía como una forma de trascendencia a su propia limitación corporal y psíquica, siendo este proceso de escritura o que da un sentido a la soledad representada por el pensamiento religioso y divino (Dios es demasiada soledad), dando así voz a esta muerte lenta que significa la vida a través de un proceso de conocimiento de sí mismo y de su entorno con ayuda del ejercicio cognitivo, de la palabra y del pensamiento (Una oscura sensación) para comenzar a ser guionista y no solo actor de su propia existencia (Del día siguiente).

Cabe aclarar que en Defecto, Mared Guerra no incurre en el error de muchos contemporáneos al tomar una vana esperanza a la cual aferrarse para darle un sentido a su vida, algo más ligado al entertainment occidental que pretende causar emociones álgidas y confortables a este desazón. No, en Defecto, Mared no utiliza ninguno de estos trucos baratos para dar consuelo a la existencia y la aborda como resulta en realidad este proceso de pérdida: cruda, angustiante, solitaria, nítida; algo más ligado al pensamiento de Camus que de Sartre.

Con una escritura aguada que no se retracta de su propia esencia, Mared señala estos procesos como vacíos (Ilusión Pro) entrando así en uno de los terrenos existenciales que, a pesar del tabú, se presentan como la única decisión libre del humano: El suicidio (De existir, Soy un catástrofe), tomando de esta forma una base menos idealista, más sagaz y terriblemente exacta de lo que significa la existencia humana.

Al ser relegado en el aspecto religioso, Mared Guerra no se presenta como un héroe trágico en la historia como pudieran decir los ensayos de Durkheim, sino que se reviste a sí mismo con estas características para convertirse en vocero, en una voz angustiosa pero decidida, de una generación que se sabe perdida. Denuncia al pecado no cómo un acto sombrío y maligno, sino como el acto narcisista de alguien que necesita estar en contacto con una entidad superior (He pecado) y toma esta decisión libre del suicidio como un arma a utilizar a su favor por encima de un desenlace cruento (En cualquier momento), encontrando una nota de contraste que permite experimentar dicha en el proceso sin dejar salir el último de los males del ánfora de Pándora: la esperanza (De la oscuridad).

Somos irrelevantes y nos encontramos en una sociedad sin sentido (Tendencias TOP), y el miedo a la existencia y a conocer esta falta de valor en el mundo crea nuevos simbolismos a través de los actos más terribles que, aún así, no son más que la representación de nuestra propia egolatría (Todo está permitido), para luego regresar a esa prisión que, aún siendo terrible, nos representa un consuelo existencial (Enseñanzas).

Cíclico y desgarrador, Mared Guerra utiliza el poder de la poesía para denunciar la muerte de Dios de la forma que realmente nos afecta: la personal, la humana. El ser que pretendemos ser arrojados a una existencia no pedida que nos causa angustia y sufrimiento, la esencia misma de la náusea.

Con un tono a veces satírico, a veces ácido y hasta desolado, el autor no pretende utilizar a la poesía, como él mismo señala, para mentir y maquillar la realidad, sino que busca en esta angustia existencial y abandónica para dar forma al sentimiento, uno que tal vez no necesita de ningún sentido u orientación, sino la simple realización de saber que los seres humanos estamos irremediable, profunda y trágicamente destinados a la soledad y a la existencia.


Cuautitlán Izcalli, Estado de México

Sábado 25 de marzo del 2023

Itzel Tenorio