Luis Antonio González Silva


Luis Antonio González Silva, el cuervo-poeta, el arqui-poético, el diseñador de poesía, es un sujeto realmente peculiar y quizás no seríamos los amigos más cercanos, reconozco una enorme diferencia entre ambos, pero curiosamente interactuamos con mucho gusto y coincidimos en muchos temas. 

Su obra y la mía no se parecen en nada, pero, aunque algunos tal vez no lo crean, muchos de sus poemas me gustan bastante. No lo creerían algunos, porque he sido muy crítico de lo simple y de la cursilería, pero el cuervo poeta no es simple ni cursi, aunque pueda parecerlo desde miradas condicionadas por pre-exigencias irracionales. 

Lo que pasa con Silva es algo parecido a lo que pasa con Jaime Sabines o Mario Benedetti, algunos miran a estos poetas como muy dulces y sencillos, pero no se dan cuenta de que muchas veces lograr lo sencillo es lo más complicado... una poesía que esté limpia de banales sofisticaciones y que no está adulterada por una excesiva edición y presunción estilística, y con todo y esa limitación para la ocultación de lo no-poético (como es el caso de algunos escritores escudados en la forma ante la falta de sustancia), Antonio logra poesía bien hecha, sustancial y accesible, y por ende sensible, en tiempos posmodernos.

Basta con esta breve opinión acerca de mi valorado cuervo poeta para que resulte ser algo interesante el hecho de nuestra relación semi-amistosa, así como lo que opina él de mi obra y yo de la suya. A continuación comparto lo que este peculiar poeta de estilo genuino amablemente escribió sobre mi obra, o peor dicho, sobre la obra de Mared Guerra: el libro Defecto


«Defecto» de Mared Guerra por Luis Antonio González Silva

Regresas, el día se cayó, nuevamente, en cada uno de tus pasos, te sientes escupido por el Metro, el Tren, el Mexibus, caminas rumbo a casa porque tienes que hacerlo, llegas, la puerta se abre y entran contigo esas preguntas apagadas durante el día porque tu mente se dedicó a sobrevivir; sobre la mesa Defecto de Mared Guerra, enciendes un cigarrillo y con ello se encienden esas preguntas, el otro-día comienza, como diría el autor.

La contrapoesía mostrada dentro de las páginas de Defecto es una mirada obligada a explorar esos temas que nos acompañan a diario, pero al estar sumergidos en un mundo, ahora mucho más virtual y de apariencias, olvidamos aquellos tópicos, vamos caminando entumidos por palabras cursis, plásticas, bonitas; Guerra busca en sus textos y en sus no-textos ampliar esa realidad; no es un lado B o el otro lado de la moneda, no, es la misma realidad, sólo que nos negamos a ella.

El uso de neologismos en Defecto acentúan la manera en cómo nos cuestionamos nuestros actos, es un monólogo a nosotros mismos, es como si Guerra hablara con la voz oculta en la prisión de la mente de cada uno; Dios, la vida, la muerte, el ahora, lo absurdo... se van desglosando en toda la lectura. 

"La vida es absurda, diario estoy yo para repetírtelo, para que recuerdes lo que siempre sabes: la vida no tiene sentido"

El juego de palabras y el incorporar ese guion para generar nuevos conceptos te van frenando a la reflexión; los cambios de escritura y estructura en las páginas muestran la manera en cómo vamos brincando entre pensamientos y preguntas; a veces incómodo, a veces revelador: "He perdido la esperanza terrenal, / adviene el estallido y yo / en esta asamblea-fosa común". 

Defecto no es un libro que leas de golpe, tomes la foto para luego colocarlo en el librero y sentir que cumpliste como lector; este libro (al mismo tiempo, no-libro) es para regresar a él, contraponerte al autor, rechazarlo, explorar en tus experiencias culturales y volver a sus páginas, seguir el diálogo, también, para crear nuevas preguntas. 

Hemos romantizado el quehacer poético y buscar las palabras bonitas para una imagen elegante que exhiba la cantidad de vocabulario almacenado y las referencias artísticas de todos los tiempos y de todas las eras que nos olvidamos de seguir preguntando, rumiando esos temas, tan necesarios, para no seguir pintando de los mismos colores a las palabras. 

Dios es Dios, está ahí, aquí, pero hasta que es nombrado, igual la soledad debe ser nombrada, la muerte, la negación, los defectos, son estos tópicos que llegan para existir en nuestras preguntas, rebelarnos ante lo que propone Mared Guerra y revelarnos aquello, tal vez, no queremos ver: "y la soledad con siete cabezas me guiñaba todos sus ojos".

En el terreno de la escritura no se dan pistas de dónde se escribió Defecto, ya que se explora entre esos pensamientos con nosotros mismos y los recuerdos de conversaciones; no se tendrá certeza de esto, pero sí de la época a la que está respondiendo el autor, una época plastificada digitalmente que nos entume y nos deja a la deriva para acallar palabras no-bonitas con la esperanza de no hacerlas existir cuando transitan junto a nosotros día a día.

Defecto es esa voz que te invita a replantearte la convención de símbolos a la que estás acostumbrado, pone sobre la mesa la aguja y espera a que tomes la decisión de romper esa burbuja autoimpuesta porque, como lo expresa Guerra, “Todo fenómeno en la vida es esencialmente paradójico”. 

26 de marzo de 2023, Coacalco, Edomex.
Luis Antonio González Silva
@cuervocaos