Denisse Pohls

Hace no tanto se publicó una antología de literatura quintanarroense llamada Antología de literatura quintanarroense. En cuanto obtuve el libro hice una prelectura, pero como que no me atrapó tanto. En parte porque soy medio, o tal vez muy quisquilloso con algunos detalles, como que el tipo de letra que usaron, para un libro ¡impreso!, fue, me parece como un arial 14 algo así, y eso me perturba. 

Pero fuera de trivialidades, se me ocurrió que podría ir destacando poco a poco aquellos textos que valen la pena. Entre ellos están los de Denisse Pohls, una mujer que yo creo que se cayó de la cama cuando era bebé porque está bastante loca, produce y produce y es hipercreativa, pero no del tipo que hace por hacer y entre tanta tontería saca algo genial, no; en el caso de ella, la mayoría, sino es que toda su obra vale la pena. 

Aquí voy a compartir fragmentos de su poema Fuerza centrífuga:

La veladora se consume
sin importar la intensidad de la plegaria 
y así esta invención que llamamos tiempo
juega con mi esperanza. 

Aquí el asunto es que, Denisse que se ve tan risueña y buena onda, y hasta hace literatura para niños y todo eso, la verdad es que se viaja muy loco, muy intenso; y es que, acto seguido a expresar esa potente frase sobre la invención del tiempo que juega con la esperanza (qué terrible), pregunta algo que es bien filosófico:

¿Qué pasaría si las historias no son ciertas
y aquella marea jamás vuelve a tocar la playa?

Y luego sigue preguntando en un viajesote poético filosófico:

¿Si el estuario se desvía,
si la espuma se separa, 
si cambian las siluetas de los montes, 
de la orilla?
(Hay caracoles de mar en el desierto del Sahara)


La duda y la curiosidad hacen de la escritora Denisse Pohls e inherentemente de su obra una puerta a la aventura de vivir en vértigo y a la vez en contemplación, y a la vez en acción, y a la vez, ingrata Denisse, en poesía, en auténtica poesía, como modus vivendi. 

Y aunque la invención del tiempo juegue con su esperanza, ella ya dejó una huella absurdamente eterna, aunque el estuario se desvíe y la espuma se separe.