En algún momento esta tendencia imparable de la digitalización rebotará y se buscará la cercanía e interacción presencial. Mientras tanto todo aquel proyecto no digitalizado es por efecto predecible: obsoleto.
Resistir a la lógica de la digitalización, que se sigue cada vez más y se masifica, es comparable a mantener una lucha ideológica prácticamente utópica, o demasiado generosa con un futuro que no se alcanzaría a ver, siendo nuestra existencia individual tan breve en comparación de las evoluciones de la sociedad terrestre.
Sin embargo, aun con aparente contradicción, no descarto que ir en contra de lo lógico (para la mayoría), sea algo más de trascendencia espiritual, pues la trascendencia histórica incluso ha quedado obsoleta. El universo interno puede ser muchísimo mejor que las pretensiones absurdas de algún legado.